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El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, ayer a la comunidad internacional a dar pasos concretos para el despliegue de una fuerza internacional en Haití o, de lo contrario, su país actuará en solitario “para proteger(se)”.“Nuestra consigna de hoy en adelante será: ¡O luchamos juntos para salvar a Haití o lucharemos solos para proteger a República Dominicana”, dijo Abinader ante la prensa tras una intervención en el Consejo de Seguridad durante una sesión en Nueva York sobre “la crisis climática, la inseguridad alimentaria y los conflictos” convocada por la Presidencia de Guyana.
Preguntado más adelante a qué se refería sobre la idea de actuar en solitario, Abinader dijo que su país tenía el deber de garantizar la paz interna y la integridad territorial.
Abinader intervino en esa sesión del Consejo evocando principalmente la situación en Haití, y más tarde se reunió con el secretario general de la ONU, António Guterres, antes de regresar a República Dominicana.
El mandatario atribuyó su dura retórica sobre Haití a “la entrada de nuevos actores paramilitares que agravan aún más el conflicto” en la región, pero no ofreció más detalles.
El mandatario considera que se trata sobre todo de un asunto de financiación, y pidió a los países que se comprometan a “facilitar el dinero tantas veces prometido”.
“Evitemos que Haití termine arrasado por el caos y la anarquía, no permitamos que la crisis que allí se vive se expanda por toda la región”, llegó a decir el presidente.
La semana pasada, Naciones Unidas aseguró que la violencia creció en enero en Haití a niveles no vistos en más de dos años, un mes en el que al menos 806 personas que no estaban involucradas en los enfrentamientos entre pandillas fueron asesinadas, heridas o secuestradas.
Además, unos 300 miembros de bandas resultaron heridos, con lo que el número total de personas afectadas superó las 1,100, más del triple que en enero del año pasado.
Esta situación de violencia ha llevado a que más de 300,000 personas se hayan convertido en desplazadas en Haití tras abandonar sus hogares y refugiarse en un abanico de lugares en los que viven en condiciones infrahumanas.