Internacional I Haití
A pesar de los esfuerzos por mantener la estabilidad, Haití se encuentra inmerso en una profunda crisis política y social. Las protestas, que se habían anticipado, se desataron con furia en diversas partes del país, desencadenando actos de violencia y disturbios generalizados. El presidente Ariel Henry, a pesar de la presión, continúa en su cargo mientras el descontento popular crece.
En Juana Méndez (Ouanaminthe), la situación alcanzó niveles críticos cuando la comisaría de Policía fue atacada a tiros y numerosos edificios, incluyendo las oficinas del Ayuntamiento, fueron incendiados y saqueados. Estos eventos representan un claro indicio del malestar generalizado y la desesperación que se vive en el país.
La proximidad de Juana Méndez a la frontera con Dajabón ha generado preocupación y una respuesta inmediata por parte de las Fuerzas Armadas locales. Un convoy militar fue enviado a la zona y se instalaron barricadas como medida preventiva. La posibilidad de una escalada de la violencia ha llevado a considerar la reactivación de la Operación Gavión, una medida militar más contundente que ha sido empleada en el pasado para restaurar el orden en momentos de crisis.
La persistente inestabilidad política y social en Haití representa un desafío no solo para el gobierno actual, sino también para la comunidad internacional. La urgencia de encontrar soluciones sostenibles para abordar las profundas divisiones y desigualdades en el país es evidente. Mientras tanto, la población haitiana continúa sufriendo las consecuencias de décadas de inestabilidad y negligencia gubernamental.