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La semana pasada, una decisión de la Corte Suprema de EE. UU. llevó la prolongada disputa entre el estado de Texas y la administración de Biden a un nuevo nivel. Este enfrentamiento se centra en el control de las políticas de inmigración y la vigilancia de la frontera entre EE. UU. y México.Para entender este conflicto, es esencial desglosar las responsabilidades y autoridades definidas por la Constitución en el sistema federal de EE. UU. Cada uno de los 50 estados posee su propio gobierno, con jurisdicción sobre asuntos locales como la policía, la educación, la propiedad y la salud pública. Sin embargo, las leyes federales prevalecen sobre las estatales, abarcando áreas como la defensa, el comercio interestatal e internacional, y las relaciones exteriores.
El gobernador de Texas, el republicano conservador Greg Abbott, ha expresado durante mucho tiempo su descontento con la actitud permisiva de Biden hacia la frontera. Este malestar ha llevado a la transferencia de inmigrantes a otros estados, como Nueva York, como medida para aliviar la situación.
Aunque el gobierno ha implementado medidas, como abrir centros de solicitud de asilo en otros países y lanzar una aplicación para completar solicitudes, las cifras de inmigrantes siguen siendo preocupantemente altas. En diciembre, las autoridades fronterizas se encontraron con un récord histórico de 302,034 inmigrantes en la frontera con México.
Ante esta situación, el gobernador de Texas tomó medidas extremas, colocando alambres de púas en Eagle Pass, el punto fronterizo más transitado. Estos alambres obstaculizan el acceso de los agentes de la Patrulla Fronteriza, pertenecientes al gobierno central. Fue un claro mensaje de que Texas asumió el control.
La disputa llegó a la Corte Suprema, que, con una votación de 5-4, sostuvo la autoridad del gobierno federal en asuntos de política de inmigración. A pesar de la decisión, Texas desafió la orden y continuó instalando más alambres y barreras, alegando una cláusula que le permitiría actuar en caso de una "invasión" en su territorio.
El gobierno de Biden dio un ultimátum para retirar los obstáculos, pero Texas se mantiene en su posición. Actualmente, 25 estados respaldan a Texas, y el expresidente Donald Trump, comprometido con su promesa de campaña de asegurar la frontera, expresó su apoyo. Mientras congresistas y funcionarios negocian esta semana en busca de una solución, la situación sigue siendo tensa y amenaza con convertirse en un conflicto a mayor escala.