El Pacto Dominicano por el Agua: un compromiso para garantizar el líquido vital


 Nacional I RD

Redacción El Sol de la República 

Hoy, en un avance trascendental, la nación dominicana marca el inicio de una nueva era en la gestión sostenible de sus recursos hídricos al firmar la última fase del Pacto Dominicano por el Agua 2021-2036. Este innovador acuerdo refleja un firme compromiso hacia la preservación de las cuencas hidrográficas, la optimización de la calidad de los recursos hídricos y el reconocimiento del inmenso valor del agua para la sociedad y el desarrollo.

El proceso de construcción de este pacto ha sido meticuloso y profundo. Desde el reconocimiento del agua como un "bien de dominio público y patrimonio estratégico de República Dominicana", hasta la promulgación de la Ley de Aguas como un marco regulador integral, cada paso ha estado diseñado para fortalecer la administración integrada y sostenible del líquido vital.

Las fases anteriores, desde el lanzamiento del Compromiso Nacional para el Pacto por el Agua hasta el exhaustivo diagnóstico de las condiciones hídricas del país, han pavimentado el camino hacia esta última fase. En este punto culminante, se aborda el desafío inminente: la escasez creciente y la amenaza de la degradación del recurso. El pacto advierte sobre las consecuencias para las futuras generaciones si no se toman medidas en la actualidad para abordar estos desafíos.

Uno de los pilares fundamentales del pacto es la restauración de las cuencas hidrográficas, consideradas las arterias vitales que alimentan el recurso hídrico. Para alcanzar este objetivo, se propone un ambicioso plan de restauración de ríos en cada cuenca, junto con inversiones en reforestación y la protección del suelo. Además, se destaca la necesidad de frenar la contaminación y el deterioro del agua a través de sistemas de alcantarillado y plantas de tratamiento de aguas residuales.

El cambio climático es un elemento intrínseco en este pacto visionario. La adaptación de la gestión hídrica a las realidades climáticas emergentes es un compromiso fundamental. Esto implica sistemas de alerta temprana ante inundaciones, la valoración de los efectos de sequías y la construcción de defensas para proteger vidas y propiedades. El agua, como recurso crítico, influye en ecosistemas, agricultura e infraestructuras, y este pacto se asegura de abordar estas interconexiones.

Una de las respuestas audaces y pragmáticas del pacto ante la creciente demanda de agua es la exploración de "recursos no convencionales". La desalación y la regeneración de aguas residuales urbanas se destacan como soluciones viables, especialmente en áreas costeras con limitados recursos hídricos. Estas innovaciones podrían no solo aumentar la disponibilidad de agua, sino también garantizar su calidad excepcional.

La inversión es un pilar esencial para convertir estos compromisos en realidades tangibles. El pacto establece un plan de inversiones hasta 2036, con un monto total de 8,500 millones de dólares y un promedio anual de 500 millones de dólares. Este financiamiento se destinará a garantizar el acceso universal a agua potable, mejorar las infraestructuras de recolección y tratamiento de aguas residuales, y optimizar la infraestructura de riego y drenaje para enfrentar los desafíos climáticos y fortalecer la competitividad agrícola.

Si bien el camino hacia la firma del Pacto Dominicano por el Agua ha estado marcado por la cooperación y la determinación, no está exento de desafíos. La Red Socioambiental Nacional expresó su reserva en relación a la firma, cuestionando la transparencia en la inversión propuesta. A pesar de estos obstáculos, la firma sigue adelante, respaldada por el compromiso unánime de asegurar un futuro hídrico sostenible.

Hoy, en el  Palacio Nacional, en la histórica firma de la última fase del Pacto, la República Dominicana toma un paso audaz hacia un futuro donde el agua, esa fuente invaluable de vida y desarrollo, estará protegida, restaurada y gestionada con sabiduría y responsabilidad. Este acuerdo trasciende fronteras y representa un faro de esperanza para las generaciones venideras.

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